Las fugas de agua en las instalaciones son más frecuentes de lo que podemos pensar. Tengamos en cuenta que las instalaciones de agua pueden ser privadas al transcurrir por el interior de nuestros edificios, lo mismo por zonas comunes como por zonas de uso privativo.
También tenemos redes públicas de suministro de agua pertenecientes a las distintas compañías que suministran el agua potable a nuestras ciudades.
El mantenimiento de las conducciones públicas suele corresponder a las empresas suministradoras y a los ayuntamientos. Ellos son los encargados de reemplazar instalaciones antiguas, a veces obsoletas, por otras más nuevas.
En el caso de los edificios será la comunidad de propietarios (en las zonas de uso común) y cada vecino (en el interior de sus viviendas y locales)
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Desgraciadamente no siempre estamos concienciados en mantener las instalaciones de fontanería, lo que implica que cada año se pierdan miles de metros cúbicos como consecuencia de las fugas que se producen en instalaciones poco estancas, normalmente por una falta de mantenimiento.
En este sentido, las fugas de agua son una de las principales causas de pérdida de cientos de litros de agua, y que por lo tanto las empresas y los particulares deben tenerlo en consideración, tanto para detectar posibles fugas como para prevenirlas.
¿Por qué se producen las fugas de agua en las conducciones?
Las fugas de agua suelen producirse en la instalación de saneamiento (tuberías que sirven para evacuar las aguas residuales de los edificios) y en las instalaciones de fontanería que son las que nos proporcionan agua potable.
Normalmente, las fugas se producen en los empalmes y en las conexiones de estas tuberías, en sus accesorios (contadores, grupos de presión, llaves, etc.) o en los propios tramos de tubería.
Las causas de esas fugas las podemos encontrar en una mala ejecución o en el deterioro de los materiales por su propio envejecimiento. Los cambios de presión en el agua que circula por las conducciones suelen provocar que las juntas vayan cediendo con el paso del tiempo y dejen de ser estancas. Otra de las razones las encontramos en el propio material con el que se ha construido la instalación, ya sea PVC, cobre, polietileno reticulado, entre otros de los muchos materiales que se emplean.
El envejecimiento de estos materiales, sobre todo los que están expuestos a la interperie (no tanto los empotrados), acaba provocando fisuras que facilitan la pérdida de agua en la instalación.
Es habitual que las tuberías que están en contacto con líneas sin protección como conductos eléctricos o conductos de calefacción, acaben friccionando con éstas provocando un desgaste en los materiales que producen fugas de agua.
Sea cual sea la causa, estos problemas pueden ocurrir en todo tipo de instalaciones y en cualquier momento y no siempre es fácil detectarlos a tiempo.
Por eso es importante prestar especial atención a las posibles señales de fugas, de modo que nos permita subsanarlas lo antes posible.
¿Cómo podemos detectar fugas de agua en nuestras instalaciones?
Algunas fugas pueden ser visibles a simple vista, pero alrededor del 70% de las que se producen están ocultas bajo el suelo, paredes o techos. Las primeras serán fáciles de reconocer, pero, ¿Qué sucede cuando la fuga de agua es aparentemente invisible?
Al pasar desapercibidas se tarda más tiempo en detectarlas y por lo tanto los daños serán mayores. Además del incremento en el gasto económico que puede suponer sobre todo en el caso de industrias o grandes infraestructuras.
Si bien las compañías suministradores, cuentan con personal especializado en el mantenimiento de las instalaciones que circulan por la vía pública, los particulares también deberían tener nociones básicas para la localización de fugas de agua en sus viviendas.
Vamos a exponer algunas pautas para localizar e identificar fugas de agua en nuestras viviendas o locales.
Una de las cuestiones que nos pueden alertar sobre una fuga de agua en las instalaciones suele ser el incremento injustificado del consumo de agua. Si en verano nos duchamos con más frecuencia que en invierno, o regamos nuestro jardín, podemos tener una justificación a ese consumo extra, pero si no se dan estos supuestos, lo normal es que sospechemos de alguna fuga de agua en las conducciones.
Un modo de comprobarlo es cerrando todas las llaves de paso de la casa, si el contador continúa avanzando es que existe una fuga de agua oculta que deberíamos poner en manos de un profesional.
Las superficies húmedas en paredes, techos o suelos suelen alertarnos de una fuga de agua. A veces podemos localizar zonas abultadas (yeso hinchado) o superficies ennegrecidas, incluso presencia de moho. Estos son indicadores inconfundibles de fugas de agua en nuestras instalaciones.
El sonido de agua circulando cuando no estamos tenemos abierto ningún grifo y no tenemos conectado ningún electrodoméstico (lavavajillas o lavadoras) suele ser otro indicador bastante claro.
En este caso, podemos probar a cerrar todos los grifos y dispositivos que requieren suministro de agua para su funcionamiento y permaneceremos atentos al sonido del agua.
Si el calentador de agua no se apaga cuando no lo estamos utilizando y permanece en constante funcionamiento, posiblemente se deba a una fuga en la instalación.
Métodos para la detección de fugas más frecuentes
En la actualidad existen numerosos métodos para la localización de fugas de agua que no son visibles a simple vista, y en los que la tecnología será nuestro mejor aliado. Todos los equipos son de una alta fiabilidad y permiten actuar con la mayor rapidez posible y ocasionando el menor trastorno al usuario.
Vamos a citas sólo las técnicas más conocidas.
Los escánares de humedad. Este tipo de escáner de humedad son capaces de detectar de forma no invasiva la aparición de humedades en cualquier material.
Cámaras termográficas. Este tipo de cámaras funcionan de un modo parecido a una cámara fotográfica, pero son capaces de distinguir las zonas que están más calientes y más frías, y en cierto modo las zonas más húmedas y zonas secas. Para ello, estas cámaras colorean con diferentes intensidades de tono los cambios de temperatura, de manera que podremos detectar el agua que aparentemente no se ve.
Los equipos o dispositivos de escucha. Los equipos de escucha que nos permiten buscar en los puntos de la red o en ramales posibles fugas. En las zonas en las que se encuentren indicios se utilizará la correlación para centrar la fuga. La correlación consiste en colocar dos micrófonos entre dos puntos metálicos de la tubería y escuchar el ruido que se produce.
El georadar. El georadar localiza el punto exacto donde se ha producido la fuga de agua, y por lo tanto la zona a reparar, picando solo una superficie mínima para arreglar el tramo de tubería afectado, y no toda la instalación.
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